Antes de adentrarnos de lleno en la cirugía de uña, debemos de saber que las uñas son estructuras duras y lisas compuestas principalmente por calcio y queratina, proteína que le confiere dicha dureza y resistencia. La función principal de la uña es la de proteger las terminaciones nerviosas de nuestras manos y pies frente al entorno que las rodea.
Las uñas experimentan un crecimiento muy variable, siendo mucho más lento en las uñas de nuestros pies. Factores como la edad, la época del año, el tipo de calzado que usemos habitualmente o incluso el deporte que practiquemos asiduamente, condicionan en gran medida dicho crecimiento.
Es muy importante estar atentos a cualquier cambio que se produzca en nuestras uñas. Si se observa un cambio en el color de la uña, en su forma, si ésta se separa de la piel que la rodea, se produce un sangrado, se hincha o el crecimiento se paraliza, debemos de acudir a nuestro podólogo.
Patologías de la uña más frecuentes que requieren intervención
Principalmente, las causas que originan la necesidad de realizar una cirugía de uñas son infecciones que se repiten o golpes que producen daños importantes en las mismas. Entre las patologías que pueden sufrir nuestras uñas y derivar en una cirugía sencilla que le permita al paciente salir por su propio pie o una cirugía abierta tradicional hay que señalar:
- Infecciones por bacterias y hongos.
- Uñas encarnadas.
- Tumores.
- Lesiones por golpes.
La tipología de hongos y bacterias que pueden afectar a nuestras uñas es muy variada. En los casos en los que la infección esté controlada, el paciente sólo tendrá que recurrir a un medicamento oral que ayude a eliminar la infección. Cuando la infección esté muy avanzada, el podólogo tendrá que extraer la uña mediante cirugía.
La uña encarnada u onicocriptosis es el tipo de hongo más frecuente y se produce cuando el borde lateral de la uña penetra en la piel ocasionando un dolor agudo y, en muchos casos, infección. Entre las causas principales que pueden causarla están la forma de la uña, el uso reiterado de calzado que aprisione el pie, un exceso de sudoración o un corte de uña inadecuado. Cuando la afección se ha agravado y el paciente sufre dolor fuerte e infección, es necesaria una cirugía para la eliminación de parte de la uña.
Los tumores, tanto benignos como cancerosos, pueden afectar a todas las uñas y producir distrofia. Se recomienda que ante el más mínimo indicio se acuda al podólogo que será el encargado de realizar una biopsia que determine la naturaleza del tumor y, si el tumor es de tipo canceroso, proceder a su extirpación inmediata.
Las lesiones que nos producimos en las uñas como consecuencia de golpes son también una de las principales causas por las que se recurre a la cirugía de uñas. Estos traumatismos ocasionan hematomas parciales o agudos que tienen que ser intervenidos inmediatamente para evitar distrofia.
Cuidados postoperatorios para una cirugía de uña
Como cualquier tipo de operación, cuando hemos sido sometidos a una cirugía de uña debemos de seguir una serie de consejos médicos para garantizar que todo marchará correctamente tras la intervención.
-En cirugías importantes, se aconseja un reposo de 48 horas.
-Cuando el paciente es diabético, es necesaria la toma de antibióticos que evite posibles infecciones.
-Se recomienda el uso de calzado abierto durante las próximas 3 semanas a la operación.
-El vendaje no debe ser compresivo y no ha de cambiarse durante las 48 horas posteriores a la intervención.